La presión impositiva aqueja a todos los ciudadanos por igual. Pues, está presente no solo en el ámbito empresarial, sino más lastimosamente en el ámbito doméstico. Basta con ver cómo impactan los impuestos en la canasta de consumo familiar, con el consecuente padecimiento de quienes menos tienen.
El origen de toda tasa municipal o comunal es atender los costos, gastos e inversiones por una prestación de servicios. Más que nunca se debe hacer foco en ese concepto y objetivo. Pues, para los ciudadanos de a pie se acabó la fiesta de cobrar una imposición sin destino de contraprestación.
Sin hacer largo el punto y parados en la tranquera o, mejor dicho, en el brete; vemos que otra carga impositiva tienen un actor que hace años aporta y que nada se le brinda. Además, tiene una carga punitiva y de bloqueo.
Se trata de las guías de hacienda municipales o comunales. Un impuesto cobrado a todo productor primario para mover el ganado de su tierra, sea una vaquita de un campo de subsistencia o una jaula completa que va a la feria o al frigorífico. Incluso se debe abonar si el movimiento es entre campos propios, una locura adicional.
Estos animales transitan en rutas y caminos por los cuales ya abonamos como contribuyentes. Además, se venden y generan punitorios provinciales y nacionales que vuelven a los municipios y comunas. Nada del proceso tiene alguna contraprestación local en nuestro arco noroeste. Nada, pero el “frasquito de recaudación” se sigue incrementando y pasa a ser parte de un presupuesto que vaya a saber de su destino final.
Por cierto, esta guía impacta en el costo de la venta y, claro está que, la termina pagando el consumidor final. Aunque volviendo hacia atrás, no tenga ni una sola prestación justificada su cobro.
Los ciudadanos exigen que los administradores de nuestros fondos cambien de paradigma. Difícil vemos que sea, por cierto, salir de ese círculo vicioso en el que se sienten cómodos intendentes y comuneros. Sólo saben estar atentos al trabajo del prójimo, pensando cómo desde allí “alguna tajada se puede sacar”.
Las Rurales del Arco Noroeste de la provincia de Córdoba solicitamos la eliminación de este tributo que nunca tuvo sentido, ni lo va a tener jamás.
El pasado viernes 22 de noviembre, en reunión de las Rurales del Arco Noroeste con el Ministro de Bioagroindustria de la provincia de Córdoba -Dr. Sergio Busso-, se pudo plantear en estos mismos términos el reclamo.
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