Zorraquin Meneses: "la cosecha fina se realizará entre el ballotage y la asunción del nuevo gobierno, sea quien sea, lo cual aumenta exponencialmente el nivel de incertidumbre"
En una economía que viene tan deteriorada, ya no queda margen para un gradualismo populista a partir del 10 de diciembre. Sin importar quien gane. Si te toca ser ministro de economía, el menú sobre el cual vas a tener que trabajar es bien largo y complejo. Veamos, sin priorizar, algunos de los temas rotos que deberán arreglarse.
Veamos, sin priorizar, algunos de los temas rotos que deberán arreglarse.
- Déficit fiscal
- Inflación
- Atraso cambiario
- Brecha cambiaria
- Reservas negativas del Banco Central
- La bola de Leliq
- Deuda con importadores
- Cepo al dólar
- Múltiples tipos de cambio
- Vencimientos de deuda (FMI, bonos, deuda interna)
- Presión fiscal basada en impuestos distorsivos
- Pobreza e indigencia
- Restricciones para exportar e importar
- Burocracia estatal que complica a las empresas
- Generar un clima que atraiga inversiones
La lista podría seguir, pero basta como muestra de lo complejo e interrelacionadas que están todas las variables. O se hace un plan integral, sin parches, bien comunicado y generando confianza, o bien veremos desfilar varios ministros y la realidad se seguirá deteriorando. No hay plan B a la vista.
COMBUSTIBLE
“No hay nafta”. “No tengo gasoil”. “Te cargo, pero hasta tantos litros”. Son las frases más escuchadas en las estaciones de servicio o al pedir un camión de combustible agrícola para llevar al campo. El precio, relevante para la estructura de costos de producción, quedó relegado ante la posibilidad de no tener suficiente para encarar la siembra de gruesa y la cosecha de trigo que se viene.
Eso hace que se escuchen precios de 400$ a más de 600 $/litro. Pago contado y hay que llevarse la mercadería porque si no, no hay operaciones. Las razones que se esgrimen para este escenario son varias: no hay dólares para pagar importaciones, están especulando con una devaluación, hay paros en las refinerías, etc. A esta altura, poco importa. Lo real es que una nueva amenaza, bien concreta y tangible, se proyecta sobre el agro.
EN QUÉ ANDAN LAS EMPRESAS
Las empresas están sumidas en un cortoplacismo extremo. Existen distintas preocupaciones dependiendo del tipo de empresa y región en la cual se encuentren. Diríamos que la primera es la falta de precipitaciones en distintas zonas del país, donde ya se comprometen los rendimientos de la cosecha fina y se siembra con lo justo de humedad la gruesa. Las lluvias de las últimas horas ayudan a despejar un poco el panorama.
La siembra de gruesa se está desarrollando con escasez de gasoil, mientras el ministro de Economía y candidato presidencial indica que para el transporte público la provisión está garantizada, clara señal de donde estará puesto el foco.
Por el momento los insumos no son limitantes, pero desde la semana previa a las PASO y hasta el momento de escribir este informe, ninguna empresa de insumos ha podido importar producto en ninguna de sus formas (principio activo o formulado). Todavía existe stock en la cadena, por la sequía del año pasado, por la sequía actual en algunas zonas, y por el stock que de alguna manera fueron haciendo los productores para refugiarse de la desvalorización del peso.
Financieramente las empresas trataron de “dolarizarse” de alguna manera lo más posible en distintas alternativas, antes de las elecciones. Nuevamente y hasta el 19 de noviembre se asegura un rendimiento de tasa en pesos atractiva ante un dólar oficial que no va a devaluarse antes del ballotage.
Es decir que los excedentes en pesos buscarán esa alternativa para luego dolarizarse antes de la segunda vuelta, un esquema similar al que se realizó antes de las últimas elecciones.
En cuanto a la venta de granos, el nuevo dólar exportación (similar al dólar soja 4 pero generalizado para todas las exportaciones), incentiva ventas pero también hay quienes esperarán al 19 de noviembre para tomar una decisión.
Y esto, ante la escasez de disponible de todos los granos producto de la sequía de la campaña pasada, sumado a los distintos dólares que aceleraron ventas, no hace más que calentar el mercado disponible, perjudicando sin dudas a quienes necesitan ese grano para alimento o molienda industrial. Las decisiones y problemas en las empresas surgirán día a día .
Lo que parece estar bien hoy puede no estarlo mañana y viceversa. Y las decisiones dependerán de las noticias político-económicas y de la evolución del clima. Veremos este tipo de “funcionamiento” mínimo los próximos 20 días y muy posiblemente posterior a esa fecha, dependiendo de quién gane la elección. Las empresas gastan mucha energía en solucionar “la diaria”.
NEGOCIO AGRÍCOLA
El mercado internacional sigue los vaivenes del mercado, como la cosecha en EEUU, el climático sudamericano el conflicto entre Rusia y Ucrania y lo que está sucediendo en Israel, Pero el foco hay que ponerlo en el mercado interno donde las cotizaciones se divorcian del mercado internacional y siguen una “rara” lógica, producto de las medidas temporales del actual gobierno y el resultado de las elecciones.
Una clara señal de lo mencionado fue el nuevo dólar exportación por treinta días y la pregunta del millón es ¿después que?. Y en función a esta pregunta opera el mercado interno, es decir muy corto, con volúmenes acotados y con cotizaciones que en cierta manera salen de la lógica clásica de mercado.
Más allá de las especulaciones que podemos hacer ante el resultado del ballotage (devaluación, achicamiento de la brecha, disminución o no de retenciones) lo concreto es que la incertidumbre en general “paraliza” las decisiones de venta y cobertura de la nueva campaña.
Si bien hay productos más fáciles de cubrir como son trigo, maíz y soja, existen otros como la cebada y el girasol donde las coberturas solo pueden hacerse a través de un forward, siendo más complicada la decisión de posicionamiento, más allá del precio.
Pensemos que la cosecha fina se realizará entre el ballotage y la asunción del nuevo gobierno, sea quien sea, lo cual aumenta exponencialmente el nivel de incertidumbre.
Ante este escenario, la recomendación es llevar los niveles de coberturas, un poco más allá de donde me sienta cómodo y por supuesto con posiciones flexibles (situación posible solo para trigo, maíz y soja). El mercado interno, en medio de este “berenjenal”, seguramente ofrezca oportunidades de cobertura interesantes, pero muy puntuales.