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Córdoba

Hacia la descarbonización del planeta: el aporte de la agroindustria

En Córdoba se realizó una prueba piloto para el mercado voluntario donde algunos proyectos se relacionan a la generación de biogás y biodiesel.

27-12-2023

La creación de los bonos de carbono se remonta a 1997 con la implementación del Protocolo de Kioto. Dentro de las categorías que emiten bonos se encuentra la agricultura, que ha presentado un crecimiento significativo en los últimos años, experimentando en 2022 el mayor precio promedio por tonelada. En Córdoba se realizó una prueba piloto para el mercado voluntario donde algunos proyectos se relacionan a la generación de biogás y biodiesel.

A partir de la implementación del Protocolo de Kioto en 1997, cuyo objetivo fue la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero se dio origen, entre otras herramientas, a los bonos de carbono. Estos bonos, también conocidos como créditos de carbono, son un instrumento financiero que permiten a las empresas y/o los países evitar o compensar sus emisiones de dióxido de carbono (CO2) a través de la compra o financiación de un proyecto de reducción de emisiones.

Un bono equivale a una tonelada de dióxido de carbono equivalente (T CO2 eq), dado que los gases de efecto invernadero (GEI) son varios, y el más conocido es el CO2, se optó por utilizar al mismo como medida de referencia. Con la firma del Protocolo, el carbono se transformó en un commodity dado que existen mercados en donde empresas y países comercializan dichos bonos, quedando el precio descubierto (determinado) por las fuerzas de la oferta y demanda de tales mercados.

Dentro de las actividades que emiten créditos de carbono se encuentra la categoría agricultura, silvicultura y uso de la tierra, disposición de residuos, procesos químicos/ manufactura industrial, dispositivos domésticos/comunitarios, eficiencia energética/reemplazo de combustibles y energía renovable.

En particular, esta última experimentó una participación del 55% en el total de emisiones para el 2022, sin embargo, dada la caída en los costos de producción, el interés económico recae en la actividad en sí desplazando el incentivo a emitir y ofrecer bonos de carbono, por lo tanto, nuevas categorías aparecen en escena.

En este caso se observa un crecimiento en la reducción de emisiones por parte de la agricultura, en tanto que actividades forestales y uso de la tierra si bien disminuyó la cantidad ofertada para 2022 en comparación a 2021, está ganando mayor terreno con posibilidades de expansión.

Tipos de mercados

Los bonos se operan en mercados que pueden ser nacionales, subnacionales o internacionales y, se clasifican en dos grupos, por un lado, el mercado regulado y por otro el voluntario. El primero es una herramienta que pone limite a la emisión de gases de efecto invernadero (GEI) que una empresa genera en un determinado tiempo, a través de regulaciones por parte de los estados nacionales o subnacionales, o a través de organismos internacionales como las Naciones Unidas.

La idea del mercado regulado es que las empresas que emiten menos dióxido de carbono que el límite permitido puedan comercializar ese excedente con otras empresas que superen dichos valores. Dentro de los beneficios que conllevan esta actividad se encuentra un mayor control sobre el procedimiento.

Por su parte, el mercado voluntario, que surgió como instrumento complementario en pos de la lucha contra el cambio climático, consiste en la compensación de emisiones de carbono por parte de las empresas, organizaciones y personas individuales sin estar sujetos a regulaciones y controles oficiales sino más bien a certificaciones con estándares y metodologías.

La ventaja de acceder a este tipo de mercado es que moviliza al sector financiero privado, sumado a que contribuye al cumplimiento de otros objetivos como es la utilización de energía renovable, desarrollo económico y social, etcétera.

Dentro de los mercados regulados, se encuentran los Certificados de Reducción de Emisiones (CER por sus siglas en inglés), que consiste en un instrumento estandarizado de compensación de emisiones que se consigue a través de un proyecto de reducción emitido por el consejo ejecutivo del Mecanismo de Desarrollo Limpio.

 

Las Unidades de Remoción (RMU por sus siglas en inglés) que se obtienen a través de proyectos relacionados al uso de la tierra, cambio en el uso de la tierra y silvicultura, ya que se quiere aprovechar el hecho de que el CO2 atmosférico se puede acumular como carbono en la vegetación y los suelos.

Finalmente, en cuanto a las Unidades de Reducción de Emisiones (ERU por sus siglas en inglés), se realiza a través de una implementación conjunta ya que implica el compromiso de reducción de emisiones por parte de un país (a través de las ERU) y la inversión que recibirá el país que efectivamente realizo esa reducción.

Por su parte, el mercado voluntario se guía por estándares cuantitativos llamados así porque existe un método estandarizado que permite determinar la reducción de emisiones que se logra a raíz de un determinado proyecto, y los estándares no cuantitativos que se basan en evaluar el impacto social, económico y ambiental de los proyectos, esta se utiliza como complemento de la anterior.

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