La corrección de los datos de las exportaciones puso más al descubierto el perjuicio del intervencionismo
Al excluirse los huesos de despostada de la estadística del comercio exterior de carne vacuna quedó en evidencia que la aplicación de cupos y la prohibición de cortes provocó una caída de casi el 25% en las colocaciones argentinas. El análisis de Miguel Gorelik.
En mayo de 2021, tras un raid creciente del precio de la hacienda entre noviembre y abril anteriores, la administración Fernández reinstaló restricciones a las exportaciones de carne vacuna mediante la implementación de cupos para cada empresa y la prohibición de exportar los siete cortes supuestamente más demandados por el mercado interno.
Para esa época venían tomando creciente importancia los embarques de huesos de despostada (huesos virtualmente sin carne), destinados masivamente a China, que no fueron alcanzados por las restricciones.
Consecuentemente, la baja de las exportaciones de carne quedó semioculta.
En efecto, las ventas al exterior de doce meses consecutivos llegaron a un pico, precisamente ese mes de mayo, con 936 mil toneladas equivalente carcasa (tec), con una muy baja incidencia de esos embarques de huesos de despostada, que habían acumulado 40 mil t en un año.
Como los números difundidos por el INDEC no discriminaban esas operaciones, tampoco los analistas privados podían hacer sus propios cálculos.
Las exportaciones comenzaron a ir en picada, pero una parte de esto fue compensado por estos volúmenes que iban en la dirección contraria y que comenzaron a superar las 90 mil t desde febrero de 2022.
Los nuevos datos de exportación
Hace dos años publicamos una opinión en la que se alertaba que el país exportaba menos de lo que se pensaba y que, consecuentemente, consumía más, contrariando la tesis oficial que justificaba las restricciones con el argumento de que se exportaba demasiado.
Entre junio de 2022 y la actualidad, las ventas de huesos de despostada se mantuvieron entre 100 y 120 mil t anuales.
Con los números erróneos conocidos en su momento y hasta este enero, el efecto de las restricciones del anterior gobierno lucían así: en ese mismo mayo del 2021, el acumulado de 12 meses de exportaciones de carne fue de 936 mil tec, marcando un pico, que luego se desplomó a un mínimo de 782 mil justo un año después, con 154 mil tec anuales perdidas en el camino, para luego repuntar y volver a alcanzar aquel máximo en marzo el 2023 y seguir creciendo hasta las 984 mil de enero siguiente, antes de conocerse la corrección.
De haberse mantenido la información errónea, el total a febrero último habría alcanzado el millón de toneladas (999 mil, para ser más precisos).
Pero si analiza la serie debidamente corregida, el pico anterior a las restricciones fue en marzo de 2021, con 903 mil tec y se hundió hasta 689 mil en mayo del 2022, con una pérdida de 214 mil tec, o casi el 25%.
Con la continua recuperación posterior, el mes pasado se acumularon 880 mil tec en 12 meses, sin haber alcanzado aquel pico de marzo de hace tres años, pese al buen aumento observado en los últimos meses.
Ahora, tras la atinada corrección, se pueden observar plenamente los perversos efectos de esa política tan descaminada, que repitió un daño autoinflingido que el mundo sigue mirando con azoramiento.
Por Lic. Miguel Gorelik, Director de Valor Carne