"Luego del fogonazo de precios ocurrido en diciembre, la licuadora llegó a la ganadería", señala Zorraquín Meneses
No se puede decir que sea un momento de quebranto para el negocio, pero hay numerosas señales que marcan un incipiente rumbo de deterioro. Los criadores, cuyos principales productos a vender son terneros y vacas, han visto que ambas categorías sostienen el mismo precio (o más bajo) en los últimos 60 a 80 días.
NEGOCIO AGRÍCOLA
Las catastróficas lluvias en el sur de Brasil (cisne negro), se suman a los problemas climáticos en distintas regiones productivas del mundo. Algunos más conocidos (EEUU) y otros con menos información (zonas de China y Rusia). Y todo esto, acompañado de una gran posición vendida de los fondos especulativos que se empieza a revertir, impulsó las cotizaciones de los granos, fenómeno que cambió sin dudas el ánimo y la perspectiva de los productores.
El sur de Brasil es la zona que provee gran parte del trigo a dicho país, y al estar en duda el impacto que generará este fenómeno sobre la nueva producción, abre las expectativas de una mayor venta desde Argentina, con el consiguiente impacto en el precio local debido al arancel externo común.
Por otro lado, los conflictos internacionales en el último mes no han tenido impacto directo en el mercado, pero es un punto que en cualquier momento puede aportar una novedad.
Todo lo anterior, más allá de la suba concreta de algunas cotizaciones, mejora la perspectiva de mercado y los precios de los productores para esta y para la próxima campaña.
Si bien, en general, se está diluyendo la expectativa de una devaluación entre los productores, con el gobierno dando un mensaje muy concreto al respecto, esta mejora en las perspectivas hará que el productor venda solo lo necesario para funcionar (¿o quizás un poco más para aprovechar la tasa en pesos respecto al 2% de devaluación mensual?) esperando una mejora futura en las cotizaciones.
Más allá de cualquier expectativa, ya sea cambiaria o de evolución de precios, recomendamos comenzar a trabajar coberturas para esta campaña sobre la mercadería retenida, y para la próxima campaña, intentar coberturas flexibles y por porcentajes bajos por el momento, teniendo la expectativa de posibles subas en las cotizaciones. Si esta suba se concreta, volver a realizar otro porcentaje de cobertura. Es decir, porcentajes de coberturas crecientes ante la confirmación de futuras subas de precios.
NEGOCIO GANADERO
Se planchó el negocio. Luego del fogonazo de precios ocurrido en diciembre, la licuadora llegó a la ganadería. No se puede decir que sea un momento de quebranto para el negocio, pero hay numerosas señales que marcan un incipiente rumbo de deterioro. Los criadores, cuyos principales productos a vender son terneros y vacas, han visto que ambas categorías sostienen el mismo precio (o más bajo) en los últimos 60 a 80 días.
Terneros que hoy cuesta vender a 2.100 $/kilo, en febrero y marzo se ubicaban arriba de los 2.200 $/kilo. La vaca conserva no llega a los 1.000 $/kilo, mientras que la vaca gorda se ha defendido mejor sosteniendo valores de 1.500$ a 1.800 $/kilo. Las vacas viejas preñadas, otra categoría que suele salir a venta, se ubican algo arriba de los $500.000 y la vaquillona preñada buena de primer servicio con algo de esfuerzo se ubica arriba de los $800.000.
Con un otoño que ha sido, hasta ahora, bastante amable climáticamente, estos productores han intentado agregar más kilos a la invernada postergando ventas. Esto debiera haberse visto reflejado en un mayor precio, pero hasta ahora eso no se ve. Y los campos, con la llegada de los fríos, se van achicando en su oferta de forraje.
Este atraso en los precios se ha combinado con un aumento de salarios y de impuestos (los dos principales costos para un criador con campo propio) que se han encarecido medido en kilos de carne. La paradoja es que los valores de arrendamiento, en kilos de carne, se mantienen casi sin cambios. Mientras que para los invernadores o feedloteros la foto es algo mejor, pero sin tirar manteca al techo.
El novillito en el orden de los 2.200 $/kilo y el novillo más pesado en los 2.000$/kilo, ubica la relación flaco/gordo en 1,10 aproximadamente, una invitación a volver a llenar corrales. Sumado a un precio de maíz que ha subido pero que todavía permite una relación amable. Y con un silo de maíz que en general zafó del daño de la chicharrita y entregó buenos volúmenes de materia verde por hectárea.
En el mercado interno, se mantiene baja la cantidad de cabezas faenadas, abasteciendo a un mercado interno que ha disminuido (suponemos que momentáneamente) el consumo de carne vacuna a niveles piso en la historia. En parte este consumo ha sido reemplazado por mayor consumo de carne de pollo y de cerdo, que muestran valores por kilo en el mostrador más barato.
Es bueno recordar que el consumo de las tres carnes en nuestro país se ubica todavía por arriba de los 100 kilos/habitante/año, algo que ocurre en pocos países. Claro que eso es un promedio que no muestra los desequilibrios alimentarios entre personas o regiones. La exportación empieza a mostrar signos de agotamiento de precio, aunque no de volumen.
China sigue aspirando carne, pero convalidando precios mucho más bajos (cerca de un 30% respecto a los valores máximos logrados). Para nuestro país, donde China representa cerca del 80% del volumen en toneladas exportado, esto es una pésima noticia. La cuota Hilton va a costar completarla, en parte por falta de oferta de novillos pesados sin engorde a corral y en parte porque la rentabilidad de la exportación se va deteriorando.
Como dijimos en nuestro informe de abril, la ganadería debe analizarse como película y no como foto. Los cambios no son bruscos y por esa razón cuesta anticiparlos. Pero están ocurriendo y es clave evitar un rumbo sostenido de colisión.
NEGOCIO LECHERO
En abril el precio de la leche Siglea fue de 354,87 $/litro (4847,89 $/kilo de sólido), lo que representa un aumento de sólo un 4% respecto al mes anterior pero un 297% respecto a un año atrás. Medido en dólares oficiales el precio es de 0,40 u$s/litro, un valor que pocas veces se alcanza. Aunque si se mide en pesos actualizados por inflación el precio aparece algo rezagado contra otros momentos de la historia, es una buena foto para los ingresos de los tamberos, permitiéndoles seguir recuperándose de la crisis del 2023.
Y esto se da en un momento donde la industria ha salido a buscar leche con urgencia, incluso comprometiendo ciertos códigos no escritos de respetarse mutuamente “tu zona y la mía». Esto se explica en parte porque en el primer cuatrimestre la oferta de leche de los tambos cayó cerca de un 15% respecto al año pasado. Todo en un marco donde a nivel nacional la producción está estancada hace años en los 11 mil millones de litros.
Y con una estratificación donde el 3% de los tambos generan cerca del 25% del total de litros producidos en Argentina. La escala y la especialización generan ventajas competitivas en esta actividad. Es de esperar para mayo un aumento de precios para el productor del 4% al 5%, lo que daría un precio cercano a los 370 $/litro. Si bien el costo de la alimentación ha aumentado, el precio del maíz no se ha disparado todavía (preocupa el segundo semestre) y la producción de silo ha sido bastante buena en producción de materia verde.
A nivel de la demanda, se ve que el consumo interno sigue en baja, estimando una caída por habitante cercana al 10% respecto al año pasado. Todavía se consume en nuestro país un promedio superior a los 180 kilos de equivalente leche por habitante y por año (incluye todo tipo de lácteos), un valor más alto que el mínimo recomendado por la FAO de 160 litros.
Como dijimos al hablar de la carne, el problema no es el promedio sino el desvío en la asignación. La prórroga de dejar los derechos de exportación en cero hasta junio de 2025 es una buena noticia, pero aclarando que es una prórroga y no una eliminación definitiva. Cómo les cuesta a los funcionarios de turno eliminar impuestos distorsivos. La exportación sigue creciendo en participación, representando más del 32% del destino de la leche argentina.
Porque la leche sigue siendo un alimento valorado por sus condiciones nutricionales, un producto que el mundo necesita. Y que no ha podido ser reemplazado por productos de origen vegetal que se denominan comercialmente como leches, pero sin serlo. Larga vida a la leche y no solo leche larga vida sería un buen e irónico mensaje a difundir.