En Santa Fe y Córdoba se vivió el julio más seco en 35 años y crece la preocupación por los incendios
El informe del Servicio Meteorológico Nacional (SMN) sobre la situación que vivió el país en julio marcó varios récords en relación a la sequía, la más importante en los últimos 35 años y que se extendió de manera excepcional por toda la zona núcleo del país.
En ese marco, los territorios de provincias como Santa Fe o Córdoba ven alteradas sus condiciones y así como se deben modificar anualmente las estrategias de producción por las situaciones cambiantes, los incendios también hacen su parte y no sólo arrasan con todo a su paso sino que, además, dejan material combustible propicio para futuras quemas.
Según estimaciones del SMN, las anomalías negativas de precipitaciones predominaron en gran parte del país. De hecho, algunas localidades del este del Litoral y del noreste de la provincia de Buenos Aires atravesaron el julio más seco de los últimos 60 años.
A eso se suman las heladas que derivaron de las intensas temperaturas frías que se sucedieron durante el mes.
Terrenos con “cargas de fuego”
La sequía también repercutió en Córdoba, que vio cómo se adelantó la temporada de incendios, según explicó a TN el vocero de la Dirección de Gestión de Riesgo Climático de la provincia, Roberto Schreiner.
“Perdimos el último mes del otoño y se adelantó el invierno un mes, porque llegó en mayo. Se notó en la cantidad de heladas que cayeron fuera de época”, detalló. Y sumó: “Esto hizo que se acelerara el proceso de sequía de la vegetación y, con eso, se nos adelantó casi 40 días la temporada de incendios”.
Para magnificar la situación que vive la provincia, Schreiner explicó que “la regla de los 30, este año, duró semanas”, en referencia a las jornadas que combinan 30º (o aproximado) de temperatura, vientos de 30 kilómetros por hora y humedad relativa del 30%, condiciones que conforman un “combo perfecto para incendios forestales”.
Esto, aseguró Schreiner, obliga a incrementar la atención en el territorio por lo que deja el fuego una vez que pasan los incendios: “Cada año hay más carga de fuego en el monte, en cerros y montañas. Si se quema un monte nativo, a lo mejor, esos árboles no vuelven a crecer y, con esto, notamos que la carga de fuego puede ser más grande”.
“Los árboles secos que se secaron por el fuego, o que no se terminaron de quemar, quedan en el monte. Después vuelve a florecer otra vegetación, pero queda esa leña combustible”, agregó.