La Macroeconomía y su Impacto en el Agro
A pesar de los ajustes fiscales y las tensiones cambiarias, la actividad económica y los salarios comienzan a recuperarse, mientras que el sector agroindustrial enfrenta desafíos críticos debido a los Derechos de Exportación y la presión tributaria. La eliminación de estos tributos surge como una prioridad urgente para garantizar la sostenibilidad del agro.

Las principales variables macroeconómicas comenzaron 2025 manteniendo un sendero positivo tras la contención de la corrida cambiaria de julio pasado. La inflación de diciembre fue del 2,7% mensual, similar a noviembre, y el resultado fiscal del último mes de 2024 permitió cerrar el año con un superávit financiero del 0,3% del PBI, comparado con un déficit del 5,9% en 2023. Este ajuste fiscal impulsó una recuperación económica: el Estimador Mensual de Actividad (EMAE) se ubicó un 0,6% por encima de noviembre de 2023, y los salarios reales formales mostraron una leve recuperación, aunque los trabajadores informales y públicos permanecen rezagados.
Sin embargo, la apreciación del tipo de cambio real ha planteado nuevos desafíos. Actualmente, este se encuentra en niveles similares a los de los años 90, con una presión tributaria que supera en 7 puntos porcentuales del PBI a la de esa época. A pesar de ello, el mercado cambiario no muestra tensiones significativas, con una brecha del 10% y compras de USD 1.517 millones por parte del BCRA en enero.
Los Derechos de Exportación (DD.EE.), vigentes desde 2002 como medida de emergencia, han generado una fuerte distorsión en el agro. Estos tributos afectan la rentabilidad del sector al reducir la competitividad de los productos nacionales frente a los internacionales. Además, impactan negativamente en la inversión, innovación y sostenibilidad del agro, agravando la situación en un contexto de precios internacionales bajos y una apreciación del tipo de cambio real del 40% desde la última devaluación.
Entre 2002 y 2024, el Estado ha recaudado USD 172.376 millones mediante DD.EE., un monto que equivale a casi cuatro veces la deuda con el FMI. No obstante, en 2024, estos ingresos representaron apenas el 1% del PBI, menos de la mitad del promedio entre 2003 y 2015. Esto se debe a que los mismos factores que limitan la rentabilidad del agro también han reducido la relevancia de este tributo.
La situación actual, marcada por precios bajos, una apreciación cambiaria y una presión tributaria elevada, demanda un enfoque urgente en mejoras microeconómicas. La eliminación de los DD.EE. surge como una prioridad clave para restaurar la competitividad del sector y garantizar su sostenibilidad en el mediano y largo plazo.