Luego del fallido intento de privatización, el Gobierno avanzó con una reestructuración del Banco Nación, convirtiéndolo en Sociedad Anónima a través del decreto 116/2025. Este cambio no implica la privatización inmediata de la entidad, pero sí elimina restricciones propias de una Sociedad del Estado, otorgando mayor flexibilidad para su capitalización y gestión.

En los considerandos del decreto, se argumenta que “el régimen de entidad autárquica limita la capacidad del Banco Nación para competir en igualdad de condiciones con otras entidades del sector financiero”, lo que restringe su acceso a nuevas fuentes de financiamiento y su capacidad de adoptar estrategias comerciales más ágiles. Además, se destaca que “la transformación en sociedad anónima contribuirá a modernizar su estructura jurídica y operativa”, incorporando estándares internacionales de transparencia y eficiencia.

Un banco con mayor flexibilidad y autonomía

Desde el Gobierno sostienen que la anterior figura jurídica generaba privilegios que permitían la descapitalización sin riesgo de default, obligando al Estado a sostener la entidad sin importar su eficiencia.

El ministro de Desregulación y Transformación del Estado, Federico Sturzenegger, expresó en su cuenta de X:

“El Decreto 116/25 permite que el banco mejore su transparencia y gobierno corporativo. El decreto también limpia casi todo el estatuto eliminando privilegios (por ejemplo, el Art. 31 que obligaba a que los depósitos judiciales fueran en dicha institución)”.

Por su parte, Miguel Ángel Arrigoni, presidente de First Capital Group, explicó:

“Una entidad de tipo gubernamental está regida, en general, por la política de Estado y la ley de administración pública. Siendo Sociedad Anónima va a tener más flexibilidad. Por ejemplo, recibir capital de bancos de fomento extranjeros o hacer proyectos asociativos con otros bancos. Es una estructura mucho más ágil. Desde ese punto de vista, yo creo que es buena noticia”.

¿Un paso hacia la cotización en bolsa?

Aunque no ha habido confirmaciones oficiales, la conversión a Sociedad Anónima abre la posibilidad de que el Banco Nación cotice en bolsa, al igual que ocurrió con el Banco do Brasil o YPF.

Guillermo Francos, jefe de Gabinete, recordó el caso de Brasil:

“El presidente Lula en su primer mandato llevó al Banco do Brasil a cotizar en la bolsa de Nueva York. Se convirtió en una empresa con capital privado y alcanzó un crecimiento impresionante. ¿Por qué no hacerlo nosotros acá?”

En esta línea, el actual titular del BNA, Daniel Tillard, aseguró:

“La transformación en Sociedad Anónima es central para crecer, alcanzar eficiencia y mejorar la transparencia en la gestión del BNA. Un comienzo será reemplazar la sindicatura unipersonal actual a favor de una sindicatura colegiada de tres miembros como en todas las sociedades”.

¿Hacia una posible privatización?

Si bien el decreto no menciona la privatización del banco, su conversión en Sociedad Anónima facilita un posible esquema de participación privada en el futuro.

Miguel Ángel Arrigoni advirtió sobre la importancia de preservar el rol estratégico del Banco Nación:

“El Banco Nación es la columna vertebral del sistema bancario argentino. Hay que tener mucho cuidado con el tema de la privatización. Hay elementos que pueden estar en manos privadas, pero otros que no. Además, asiste a sectores clave como las pymes y el agro”.

Carlos Melconian, ex director del BNA, destacó los aspectos positivos de esta transformación:

“La flexibilidad de la gestión, la administración profesional, la transparencia, la eficiencia, el capital, el control, la auditoría, la rentabilidad y el fondeo son palabras claves”.

Por lo pronto, la conversión del Banco Nación en Sociedad Anónima marca un antes y un después en la historia de la entidad, abriendo la puerta a un modelo de gestión más dinámico y con mayor capacidad de financiamiento, aunque con interrogantes sobre su futuro y su posible privatización.