El INTA Córdoba, ministerio de Bioagroindustria y productores rurales: una alianza estratégica para prevenir incendios en Sierras Chicas
Desde hace casi cinco años, el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) Córdoba trabaja en conjunto con la Asociación Rural Sierras Chicas para enfrentar un desafío creciente en la provincia: los incendios forestales y el impacto de las especies vegetales exóticas. La mirada del Ing. Juan Cruz Molina, director del Inta Regional Córdoba

Juan Cruz Molina
A través de un modelo de cooperación técnica y territorial, este vínculo se consolida como un ejemplo de articulación entre el sector público y el privado.
Un vínculo que nació de la emergencia
La relación entre INTA y los productores de Sierras Chicas comenzó en 2020, a raíz de una de las crisis ambientales más graves de la región. Las condiciones climáticas extremas, como inviernos muy secos y una acumulación excesiva de vegetación, generaron un escenario propicio para los incendios, provocando la quema de más de 300.000 hectáreas.
Este evento fue el punto de inflexión que impulsó a técnicos del INTA, referentes en gestión de incendios, y a un grupo de productores rurales a organizarse y trabajar de manera articulada. Así nació un espacio de trabajo conjunto que, con el tiempo, se institucionalizó en la Asociación Rural Sierras Chicas, integrada actualmente por más de 35 productores de la zona.
Una zona clave para la producción y el ambiente
El territorio de acción abarca unos 50.000 hectáreas distribuidos en los departamentos de Punilla, Colón, Totoral y zonas de las Sierras Chicas. Se trata de una región productiva de gran importancia, conformada principalmente por pastizales utilizados para la ganadería, pero también por sectores de alta sensibilidad ambiental, como cuencas hídricas que abastecen a numerosos valles cercanos.
La combinación de producción agropecuaria, relieve serrano y vegetación inflamable convierte a esta área en un punto crítico en términos de riesgo de incendios. Por ello, la planificación anticipada y la gestión preventiva son herramientas clave para reducir el impacto de estos eventos.
Plan de acción 2025: prevenir desde el territorio
El nuevo plan de trabajo para 2025, elaborado de forma participativa entre los productores y los equipos técnicos del INTA, se enfoca en cuatro pilares centrales para la prevención de incendios:
1. Accesibilidad
Se trabaja en el diagnóstico y mejora de los caminos rurales, senderos y accesos estratégicos. El objetivo es asegurar que las brigadas de emergencia puedan llegar rápidamente a los focos de incendio, especialmente en zonas de difícil acceso.
2. Gestión del agua
Otro eje clave es la disponibilidad de agua en zonas altas y puntos estratégicos del territorio. Esto incluye la construcción de reservorios, tanques y sistemas que permitan un rápido abastecimiento en situaciones de emergencia.
3. Cortafuegos y contrafuegos
Mediante el uso de cartografía digital y conocimiento local, se identifican los lugares óptimos para crear barreras que interrumpan o desvíen el avance del fuego. Estos cortafuegos son diseñados a partir de un análisis técnico que contempla factores topográficos, climáticos y productivos.
4. Manejo del combustible vegetal
Uno de los métodos más efectivos y naturales para controlar el exceso de biomasa es el pastoreo estratégico. La presencia del ganado en determinadas zonas permite reducir la carga de material combustible, evitando así su acumulación y disminuyendo el riesgo de incendios.
Este conjunto de acciones se enmarca dentro de lo que se conoce como planificación preventiva, que busca anticiparse a los riesgos, adaptarse al entorno y reducir las posibilidades de daño.
Aporte técnico y científico del INTA
El rol del INTA en este proceso es brindar herramientas técnicas, tecnologías de información geoespacial, acompañamiento territorial y formación para los actores involucrados. La institución participa tanto en el diseño de estrategias como en la capacitación de productores, priorizando siempre el enfoque colaborativo.
Además de proveer conocimiento especializado, el INTA promueve espacios de construcción colectiva donde los productores pueden compartir experiencias, analizar datos y diseñar intervenciones ajustadas a la realidad de cada campo o comunidad.
Un modelo de articulación público-privada
El financiamiento del proyecto proviene principalmente del Ministerio de Agroindustria de la Provincia de Córdoba, que acompaña la iniciativa en su fase preventiva. También hay aportes del INTA, de los propios productores y de organismos como Defensa Civil, el área de Ambiente provincial y los consorcios de gestión integrada.
Este esquema de cooperación demuestra que, frente a problemáticas complejas como los incendios rurales, la sinergia entre lo público y lo privado es fundamental. El trabajo articulado permite no solo optimizar recursos, sino también generar soluciones sostenibles y replicables.
Proyección territorial y transferencia de conocimientos
Uno de los objetivos a mediano plazo es trasladar este modelo de gestión a otras regiones de Córdoba con características similares, como el sur de Río Cuarto y áreas serranas del oeste provincial.
La experiencia acumulada en Sierras Chicas, tanto en organización como en implementación técnica, se presenta como un bien público que puede beneficiar a otros territorios vulnerables.
El proyecto no se limita a intervenir en emergencias, sino que apuesta a construir una cultura preventiva, con conciencia ambiental, participación activa y decisiones informadas.