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Córdoba

Cuando el fuego une: la comunidad se agrupa tras el gran incendio en las Sierras Chicas

El incendio de 2020 en Córdoba dejó una cicatriz profunda en el paisaje y en las comunidades serranas: más de 300.000 hectáreas fueron arrasadas por el fuego. Este evento extremo no solo generó pérdidas ambientales incalculables, sino que también impulsó a vecinos y productores a repensar su relación con el entorno.

23-04-2025
  • Michael Ingrey - Coordinador del comité Fuegos de la ARSCH

Un desastre que encendió la conciencia colectiva

En este contexto nace el Comité Fuegos de la Asociación Rural de Sierras Chicas (ARSCH), una iniciativa impulsada por la urgencia de proteger un ecosistema frágil y valioso. La experiencia marcó un antes y un después en la forma de habitar y gestionar el territorio.

Una región vulnerable que necesitaba respuestas

El área de acción abarca unas 50.000 hectáreas, cubriendo ambas laderas de las Sierras Chicas, donde predominan los pastizales y viven comunidades rurales con características particulares. La altura, el tipo de vegetación y las condiciones climáticas hacen de esta región un territorio especialmente expuesto a los incendios forestales.

Desde el inicio, el comité entendió que no bastaba con reaccionar ante las emergencias. Era necesario comprender las causas profundas, planificar y actuar en forma preventiva. Para eso, establecieron vínculos con instituciones como el INTA, que brindaron asesoramiento técnico y fortalecieron la estructura organizativa del proyecto.

De la reacción a la prevención: un cambio de paradigma

El enfoque del Comité Fuegos se aparta de la lógica tradicional de intervención solo durante el desastre. La apuesta fue clara: trabajar desde la prevención y la coordinación comunitaria. Se trataba de anticiparse al fuego, no solo de apagarlo.

Esta nueva mirada fue respaldada por organismos como el Ministerio de Bíoagroindustria, que reconocieron el valor estratégico de la zona como cuenca alta de los ríos Jesús María y Pinto.

Allí, el impacto del fuego no solo afecta al monte, sino que también intensifica la erosión y altera el comportamiento del agua, con consecuencias que se extienden hasta Mar Chiquita.

Herramientas concretas para el territorio

Como parte del trabajo, el comité desarrolló un manual de buenas prácticas para la gestión del fuego, dirigido a comunidades locales. Esta herramienta brinda recomendaciones técnicas, estrategias de prevención y criterios para tomar decisiones informadas.

Además, se llevan a cabo capacitaciones y encuentros con productores y vecinos, promoviendo una cultura del cuidado y la preparación. La idea es construir redes de colaboración que permitan responder de forma más eficiente y solidaria ante futuras amenazas.

Coordinación y compromiso: claves para un futuro sostenible

Uno de los mayores logros del proyecto es haber instalado en la agenda local la importancia de la prevención como estrategia central. Hoy, el trabajo del comité no solo se enfoca en evitar nuevos incendios, sino en transformar la forma en que las comunidades se relacionan con su entorno.

La experiencia demuestra que, cuando hay organización, compromiso y conocimientos compartidos, es posible enfrentar desafíos complejos como el cambio climático y los desastres naturales.

Las Sierras Chicas encontraron en el fuego una oportunidad para encender una nueva conciencia colectiva.

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