Maíz y subproductos de soja sin retenciones: productores de carnes, leche y huevos evalúan el impacto
La eliminación temporal de retenciones a las exportaciones de granos genera distintas lecturas en el agro. Mientras que para los productores de maíz y soja implica un alivio impositivo y la posibilidad de mejorar ingresos, para los sectores vinculados a la producción de proteínas animales la medida enciende señales de alerta.

El maíz y los subproductos de la soja son la base de la alimentación de vacas, cerdos y aves, de los que se obtienen carnes, leche y huevos. Por eso, un incremento en sus precios repercute directamente en los costos de los feedlots, los tambos y las granjas avícolas y porcinas.
Un reacomodamiento inevitable
Hasta la semana pasada, la soja pagaba una alícuota del 26% y el maíz, del 9,5%. Con la baja a 0%, se espera una suba de precios internos, aunque difícilmente en esas proporciones. De hecho, apenas conocida la medida, la soja trepó un 15% en Rosario, anticipando el reacomodamiento del mercado al menos hasta que finalice este esquema impositivo (el 31 de octubre o cuando se logre una liquidación de divisas de U$S 7.000 millones, lo que ocurra primero).
Feedlots en alerta
“Claramente esto tiene un impacto directo, que iremos viendo bien en estos días”, admitió Fernando Storni, presidente de la Cámara Argentina del Feedlot (CAF).
El dirigente recordó que el sector ya venía con márgenes negativos: según la CAF, a principios de mes el margen bruto era de –$23.000 por animal engordado, incluso antes de la suba esperada del maíz y la soja.
En un feedlot, alrededor del 26% del costo de engorde corresponde a la alimentación. “Hay establecimientos que tienen granos almacenados y no deben salir a comprar, pero también hay un costo de oportunidad, porque el maíz dentro del silobolsa pasa a tener el valor del mercado”, añadió Storni.
Tambos con cautela
En la lechería, el maíz también es un insumo clave. El Observatorio de la Cadena Láctea Argentina (OCLA) señaló en su último informe que los márgenes del sector se están ajustando: si bien en promedio los tambos aún mantienen un saldo positivo, ya es inferior al 2%, y en los establecimientos más chicos aparecen quebrantos.
Con el precio de la leche en tranquera rezagado frente a la inflación, un aumento del alimento balanceado por la suba de maíz y soja podría agravar la situación.