Luis Macario: “Argentina no solo cobra mucho, sino que cobra mal”
El presidente de la Unión Industrial de Córdoba analizó las reformas que necesita el país para recuperar competitividad y generar empleo forma
Luis Macario - Pte. Unión Industrial de Cordoba
Luis Macario: “Argentina no solo cobra mucho, sino que cobra mal”
El resultado de las últimas elecciones nacionales, que ratificó la continuidad del proyecto político encabezado por Javier Milei, generó nuevas expectativas en el mundo productivo.
Desde el sector industrial, la mirada está puesta en las reformas laboral y tributaria, dos de los temas que más afectan la competitividad y la sustentabilidad de las empresas argentinas.
En diálogo con Ricardo Agusti, el presidente de la Unión Industrial de Córdoba (UIC), Luis Macario, consideró que el país atraviesa una “oportunidad histórica” para impulsar transformaciones profundas que la industria viene reclamando desde hace años.
Una agenda productiva pendiente
Según Macario, el resultado electoral sorprendió incluso al propio oficialismo, pero dejó planteado un escenario favorable para avanzar con cambios estructurales que fortalezcan la producción nacional.
Desde la Unión Industrial de Córdoba —en línea con la Unión Industrial Argentina— se sostiene hace tiempo una agenda centrada en mejorar la competitividad del entramado productivo. Esto implica revisar los sistemas laboral e impositivo, considerados los dos pilares donde hoy se concentra la mayor cantidad de trabas para el crecimiento.
“Creemos que hay reformas para hacer que pueden mejorar la productividad, la eficiencia y la eficacia de las empresas”, explicó Macario. En su visión, no se trata de eliminar derechos ni de reducir salarios, sino de adaptar las normas a la realidad económica y tecnológica actual.
Reforma laboral: hacia un sistema más flexible y formal
Uno de los puntos más sensibles del debate público es la reforma laboral. Macario aclaró que el objetivo no es quitarle protección al trabajador, sino incentivar la creación de empleo formal y reducir la litigiosidad que hoy afecta a miles de empresas.
Para el dirigente industrial, el actual sistema laboral quedó desactualizado, con normativas que responden a un contexto productivo del siglo pasado. Las nuevas dinámicas del trabajo —impulsadas por la tecnología, la automatización y los cambios en la organización empresarial— exigen reglas más ágiles, que permitan adaptarse sin perder derechos esenciales.
Además, remarcó que el alto nivel de informalidad laboral que existe en Argentina es la principal fuente de desprotección. “Hoy un alto componente de los trabajadores trabaja en el negro”, dijo, y agregó que ese fenómeno demuestra que el sistema vigente no protege como debería. En ese sentido, advirtió que mantener intactas estructuras rígidas y obsoletas solo perpetúa la precariedad.
Macario también cuestionó la “industria del juicio” que se ha generado en torno a las relaciones laborales, y que, según él, encarece los costos y desalienta la contratación. Para revertir esta tendencia, propone simplificar los procedimientos, actualizar las normas y fortalecer los mecanismos de diálogo tripartito entre Estado, empresarios y sindicatos.
El consenso como condición indispensable
Más allá de las reformas técnicas, Macario considera que el éxito de cualquier cambio estructural depende del consenso político y social. En su análisis, la Argentina arrastra un historial de reformas que se implementan parcialmente o se revierten con cada cambio de gobierno.
“Este proceso de modernización laboral tiene que sumar a todos: empresas, trabajadores y Estado”, sostuvo. Según él, las reformas impuestas de manera unilateral no son sostenibles, porque generan resistencia y falta de legitimidad. Por eso, propone avanzar en un modelo de acuerdos que garantice previsibilidad y estabilidad en el largo plazo.
El dirigente destacó que en Córdoba, la UIC mantuvo conversaciones con los principales representantes políticos de la provincia, y existe un consenso generalizado sobre la necesidad de introducir cambios. El desafío, señaló, es construir un marco de confianza donde cada sector haga concesiones razonables para lograr resultados duraderos.
Reforma tributaria: simplificar y ampliar la base
El otro eje de preocupación para la industria es el sistema tributario argentino, que combina altas cargas fiscales con una estructura distorsiva y regresiva. Para Macario, esto se traduce en un entorno poco competitivo que castiga a las empresas formales y desalienta la inversión.
“El Estado es necesario, pero tenemos que cambiar la matriz impositiva”, afirmó. En su diagnóstico, Argentina no solo tiene demasiados impuestos, sino que los aplica mal. La proliferación de tributos como Ingresos Brutos, el impuesto al cheque, las retenciones y percepciones múltiples generan una maraña burocrática que termina afectando tanto a la producción como al consumo.
Macario plantea la necesidad de avanzar hacia un esquema más simple, equitativo y federal, donde se reduzca la cantidad de tributos, se bajen las alícuotas y se amplíe la base de contribuyentes. “Si se expande el universo sobre el que se cobran impuestos, será posible aplicar rebajas viables sin desfinanciar al Estado”, explicó.
En su visión, una verdadera reforma tributaria debe incentivar la formalidad y el crecimiento económico, no obstaculizarlos.
El rol del Gobierno y las expectativas empresarias
Respecto al papel del Ejecutivo nacional, el presidente de la UIC sostuvo que la responsabilidad de liderar este proceso recae en el propio presidente Milei, quien deberá demostrar capacidad de diálogo y gestión política para alcanzar acuerdos.
“La ciudadanía no le ha dado un cheque en blanco”, advirtió Macario. “Lo que pretende la gente es que de una vez por todas este país salga de este círculo vicioso de la decadencia”.
Para el sector industrial, el horizonte de oportunidad está abierto, pero el éxito dependerá de la coherencia y la continuidad de las políticas públicas. Sin un marco estable y previsible, las inversiones productivas seguirán postergándose y la informalidad continuará creciendo.
Un país productivo y con reglas claras
Macario concluyó que el objetivo final debe ser construir un país productivo, donde la creación de valor, el empleo y la innovación sean los motores del desarrollo. Esto requiere un cambio cultural profundo, basado en la confianza, la transparencia y la estabilidad institucional.
“La única forma de lograrlo es con diálogo, consenso y sentido común”, sintetizó.
En definitiva, la visión de la Unión Industrial de Córdoba apunta a que la Argentina recupere su capacidad de producir y competir, con reglas claras, impuestos razonables y un mercado laboral moderno que brinde oportunidades reales para todos.
